Noviembre siempre ha sido un mes inestable, de esos en los que nunca aciertas con la ropa al salir de casa. Recuerdo cuando era niña: por el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, había que ponerse el abrigo sí o sí… y luego pasábamos un calor insoportable durante la visita al cementerio.
Hoy, en Lleida, el día está gris y lluvioso, pero la temperatura es suave y apenas sopla el aire. Cosas de noviembre.
Mientras tanto, en Lagunaseca todo sigue igual. Bueno, igual… pero con ese movimiento especial de los fines de semana, cuando llegan visitantes a disfrutar del pueblo. Aun así, se nota que pertenecemos a la llamada “España vaciada”. Qué pena tener que dejar tu lugar de preferencia: los jóvenes porque necesitan trabajar, y los mayores para estar cerca de la familia.
En el pueblo continúan con la tarea de hacer el árbol de Navidad más alto. Amparo cose hojas a toda prisa y Alicia, cuando puede escaparse, también aporta unas puntadas. Las obras de la iglesia avanzan despacio: en esta época hay pocas manos disponibles y los fondos no abundan.
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Lo que nunca falta, ni siquiera en invierno, son los camiones que nos traen lo necesario para el día a día. Gracias a ellos podemos seguir disfrutando de alimentos y artículos de droguería sin tener que hacer largos desplazamientos.
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El panadero llega tres veces a la semana con pan recién hecho, bollería, tortas, magdalenas y unas pastas —a las que llaman borrachos— que están deliciosas.
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Dani aparece los jueves con su camión cargado de frutas, verduras, frutos secos, encurtidos, latería, quesos y embutidos.
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Ángel viene cada quince días, los miércoles, con todo tipo de productos de ultramarinos.
Esta foto la he sacado de internet para demostrar como es el camión bien cargado de Angel.
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Así transcurre la vida aquí: entre la tranquilidad del pueblo, el tiempo caprichoso de noviembre y la llegada puntual de quienes, con sus camiones, mantienen este rincón vivo y abastecido. Pequeñas rutinas que, pese a todo, hacen que Lagunaseca siga siendo hogar.
También han terminado de reparar La Fuente de la Canaleta, a mi particularmente me gusta un montón pues recrea en su estructura la Torre de la Iglesia.