Hoy es mi último día (por este año) en nuestro querido pueblo. Me voy con la pena de dejar esta tranquilidad que aquí se respira, no ir a recorrer sus magníficos montes, y no tomarme ese café con leche tan rico que hacen la Sagrario y Ana. Y que decir de estar unos meses sin recorrer sus calles y hablar aquí o allí con los vecinos que me encuentro (la mayoría son familia).
Espero que los que sigáis viniendo me mandéis alguna foto o texto pare poner en este vuestro blog.