Quiero haceos participes de las últimas palabras dirigidas a todos los feligreses de Lagunaseca por el hasta el día de La Virgen de la Zarza, Parroco de nuestro pueblo.
Un
cura agradecido…
A
veces, en la vida, llegan momentos en los que toca cerrar un capítulo del Libro
de la Vida para poder comenzar otro.
A
mí, personalmente, las despedidas no me gustan, pues ya bastantes
acontecimientos tristes trae la vida como para añadir otros. Así que intentaré
evitar la palabra “Adios”, pues ¿quién nos dice que no vamos a volver a vernos
en otras ocasiones?
Hace
6 años, tuve la suerte de ser destinado aquí como sacerdote. Algo por lo que
siempre estaré agradecido a Dios y al obispo que supo escucharlo. El pasado 17
de septiembre cumplía 6 años de servicio pastoral entre nosotros. Son los
primeros años de mi vida sacerdotal y jamás los olvidaré.
Recuerdo
los primeros días de mi llegada a estas parroquias: … Me presentó el anterior
párroco. D Francisco (Paco). Todavía recuerdo aquel primer encuentro, vuestra
calurosa bienvenida, llena de miradas interrogantes como se mira a una persona
nueva entre nosotros. Poco a poco, todos nos fuimos conociendo y tomando contacto
de pastor a pueblo y viceversa.
Llegué
aquí como sacerdote “recién ordenado”, entre vosotros me estrené y aquí he
aprendido cómo Dios se ha servido de vuestra caridad y generosidad para
enseñarme a ser párroco. Durante estos 6 años, he intentado siempre descubrir
en vuestra mirada atenta el rostro misericordioso de Dios, la mirada de ternura
de la que tanto nos habla el papa Francisco, aunque a veces no ha sido tan
fácil (es broma).
Muchas
son las cosas que podríamos decir, pero como bien sabéis: me gusta ser breve.
Así que solamente puedo decir 3 cosas:
1.
GRACIAS:
Gracias por tantos
momentos vividos y compartidos. Gracias por acogerme como a un hijo, a pesar de
tener que ejercer como padre espiritual. Gracias por enseñarme tanto como
tenéis y como valéis. Gracias por entender no sólo con la cabeza, sino también
con el corazón. Nunca os podré pagar lo bien que me habéis acogido.
2.
PERDÓN:
He intentado hacer las
cosas como Dios me ha dado a entender, como me han enseñado, y como buenamente
mi naturaleza humana puede. Pero nadie somos perfectos, todos nos equivocamos.
Los curas también. Tengo la certeza de que podáis perdonarme mis errores
humanos, como lo habéis hecho hasta ahora, a través del diálogo humilde y
sencillo.
3.
ORACIÓN:
Que recéis por mi y por
todos los sacerdotes. Para que seamos los pastores que Dios quiere y que el
Mundo necesita.
Recuerdo
una frase que nunca se me ha olvidado. Una frase que me dijo mi predecesor,
cuando llegué aquí como nuevo. Con las típicas dudas de un novato y el miedo
ante lo desconocido: “TODO CONSISTE EN QUERER A LA GENTE, Y EN DEJARSE QUERER”.
Eso, aunque no siempre ha sido fácil, ha regido siempre mi labor como una
oración continua. Y esa frase la comparto con el actual sucesor, deseándole lo
mejor.
¡¡¡GRACIAS!!!